Sunday, October 22, 2006

El rapto de las sabinas. HAC-01: El desencanto de la Revolución y la crisis del Clasicismo (V).


TÍTULO: El rapto de las sabinas.
AUTOR: Jacques-Louis David.
NEOCLASICISMO.

Momento en que surge la obra:
Entre julio de 1794 (mes en que cae Robespierre del que David era partidario) y octubre de 1795, David fue acusado. Tuvo que ejercer su defensa ante la Convención, fue encarcelado y luego liberado, después nuevamente encarcelado y, por último amnistiado. En este tiempo en que David estuvo en peligro cambió mucho el rumbo de la Revolución. A principios de 1796 David empezó a trabajar en una obra monumental que recuperaba la pintura de historia, a la vez que pretendía una puesta en orden de la Revolución.

Historia antigua extrapolada a la actualidad francesa dadiviana:
La sabina Hersila se interpone entre la lucha del romano Rómulo y del sabino, reclamando la paz. Los romanos habían raptado a las mujeres sabinas. Años después los sabinos van a Roma para vengar el hecho y recuperar sus mujeres. Para su sorpresa se encuentran con que sus mujeres han sido madres, y ellas, por su puesto, no quieren renunciar a sus hijos. Lo que primero había sido crimen, ahora había cambiado completamente.

Esta historia podría traducirse por el deseo de David de reconciliación de los franceses superando los desastres que había traído consigo la Revolución. La pintura fue entendida como lo que era: un nuevo emblema de pacificación.

Su modo de concebir la obra:
En primer término se desarrolla la escena principal, formada por figuras que parecen inmóviles, como congeladas para la eternidad. Estas figuras expresan la tensión contenida de la lucha. En cambio, en el segundo plano asistimos a figuras en tensión y pleno dinamismo, que se pone de manifiesto en los ojos extraviados de los caballos y exageraciones de sabinas.

La estética:
Se dice que en esta obra David representó lo "antiguo todo en crudo". Es decir, que si en otras obras dadivianas prima el sentimiento del Romanticismo, en esta se prefiere hacer gala de un clasicismo exhaustivo. Es evidente la clara influencia de pintores clásicos como Rafael y Poussin, cuyo arte habría calado en la retina de David después de su estancia en Roma.

David sustituye lo emotivo por un estilo más sensual y clásico en la línea del más puro estilo griego que Winckelmann tanto reivindicaba. En el mundo griego se valoraba ante todo el desnudo masculino, que es protagonista en esta composición. La obra no fue comprendida, los cuerpos masculinos fueron tachados de andróginos. Si en los Horacios los cuerpos permitían adivinar las venas y la tensión muscular, en las Sabinas nos parecen esculturas clásicas deambulando por un friso. Así lo demuestran las palabras del propio David: "Ya he demostrado demasiado conocimiento de anatomía en los Horacios".

Hacia una nueva edad:
Se sabe que David expuso esta obra en su casa y que cobraba al público por ir a verla. Como no fue bien comprendida sobre todo por el Directorio, David editó un catálogo. Esta propuesta anticipa los principios de nuestras exposiciones modernas.

Comentario para estudio (Sacado de Tema: HCA-01).

La “Intervención de las Sabinas” (1799) significa el deseo de reconciliación entre posturas políticas extremas y el rechazo del derramamiento de la sangre... La sabina Hersila se interpone entre la lucha del romano Rómulo y del sabino, reclamando la paz.

Los romanos habían raptado a las mujeres sabinas. Años después los sabinos van a Roma para vengar el hecho y recuperar sus mujeres. Para su sorpresa se encuentran con que sus mujeres han sido madres, y ellas, por su puesto, no quieren renunciar a sus hijos. Lo que primero había sido crimen, ahora había cambiado completamente. Esta historia podría traducirse por el deseo de David de reconciliación de los franceses superando los desastres que había traído consigo la Revolución. La pintura fue entendida como lo que era: un nuevo emblema de pacificación.

En primer término se desarrolla la escena principal, formada por figuras que parecen inmóviles, como congeladas para la eternidad. Estas figuras expresan la tensión contenida de la lucha. En cambio, en el segundo plano asistimos a figuras en tensión y pleno dinamismo, que se pone de manifiesto en los ojos extraviados de los caballos y exageraciones de sabinas. Se dice que en esta obra David representó lo "antiguo todo en crudo". Es decir, que si en otras obras davidianas prima el sentimiento del Romanticismo, en esta se prefiere hacer gala de un clasicismo exhaustivo.

Es evidente la clara influencia de pintores clásicos como Rafael y Poussin, cuyo arte habría calado en la retina de David después de su estancia en Roma. David sustituye lo emotivo por un estilo más sensual y clásico en la línea del más puro estilo griego que Winckelmann tanto reivindicaba. En el mundo griego se valoraba ante todo el desnudo masculino, que es protagonista en esta composición. La obra no fue comprendida, los cuerpos masculinos fueron tachados de andróginos. Si en los Horacios los cuerpos permitían adivinar las venas y la tensión muscular, en las Sabinas nos parecen esculturas clásicas deambulando por un friso. Así lo demuestran las palabras del propio David: "Ya he demostrado demasiado conocimiento de anatomía en los Horacios".

Con esta última obra a una fase inspirada en las formas romanas sucede otra etapa, que se podría calificar de “griega”.

Si hasta 1800 David había reflejado el pasado en el presente, justificándolo éticamente desde una perspectiva histórica, a partir de esa fecha -ya como pintor oficial de Napoleón y desen­gañado de la Revolución- proyectará el presente más grandioso y elocuente hacia un futuro tal vez neutro. Se pretendía promover un testimonio de la historicidad tan específica y manifiesta del momento. Hay, en general, una cierta simbiosis entre la historia y la políti­ca en su obra, que se funden y hasta llegan a confundirse muchas veces.


Son pinturas muy escenográficas, teatrales, que poseen unas claras connotaciones retóricas y de propaganda del poder imperial establecido tras de una etapa revolucionaria. Es una vuelta al orden. Trataban de justificar por medio de imágenes heroicas hasta hechos crueles y sangrientos, que la idea de lograr un grandioso imperio francés había dejado tras de sí. Napoleón será representado, de esta forma, como un auténtico héroe clásico, y más allá de los aristocráticos reyes tan anodinos, en tales cuadros, que en su conjunto tal vez resulten demasiado dados al preciosismo excesivo. Se percibe ya la irrupción velada del Romanticismo histórico que, tomándolo prestado del clasicismo y desarrollándolo, idolatraba las gestas heroicas y a sus promotores.

Tales cuadros promocionaron un historicismo propagandístico, origen de tanta pintura de historia del siglo XIX entonces de carácter actual, su subgénero, que consideraba determinados hechos del presente como dignos de proyectarse históricamente.