Monday, October 23, 2006

IMPORTANCIA DE LOS RETRATISTAS.HAC-01: El desencanto de la Revolución y la crisis del Clasicismo (XXIX).


Inglaterra: la importancia de los retratistas y la permanente influencia de los modelos de Van Dyck, J. Reynolds, T. Gainsborough y G. Ronney.

El retrato pictórico inglés, -que adquirió un auge muy sobresaliente durante la segunda mitad del siglo XVIII, hasta considerarse esta época como uno de los momentos más significativos de la práctica artística de este país y al género como uno de los más representativos de In­glaterra en ausencia de pintura religiosa- hay que calificarlo de fenómenos al mismo tiempo independiente, complejo y equidistante entre unas formas aún rococós y cierto afán por alcanzar el elemento clásico, así como un precedente claro del romanticismo.


De este modo, aunque resulte innegable su originalidad, partió de la herencia ahora reelaborada de dos artistas extranjeros establecidos en este país: del alemán Hans Holbein el Joven (1497-1543) y del flamenco Van Dyck (1599-1641), quienes fueron respectivamente retratistas de los reyes Enrique VIII y Carlos I de Inglaterra. A este legado hay que añadir la influencia de Murillo y de los colores venecia­nos. No obstante, muchos de sus pintores más significativos se inspiraron también en el Renacimiento italiano, sobre todo en Miguel Angel y Rafael, cuyas obras contemplarían en sus viajes a Italia. Algunos de ellos, por ejemplo Sir Joshua Reynolds (1723-1791), estuvieron al corriente de las realizaciones de David.

Tal vez sería posible indicar aquí varias notas como aportaciones más características de esta pintura retratística inglesa, que fue patrocinada por el rey, la aristocracia y la burguesía como modo de reafirmar su situación social: la tendencia a proporcionar una visión naturalista del retratado, aunque a veces se le embellezca y hasta se le dieran ciertos tintes heroicos; su vinculación en muchas ocasiones al género literario crítico y moralizante, tal y como ocurre en el intelectual e ilustrador de libros William Hogarth (1697-1764), autor del escrito titulado “Aná­li­sis de la Belleza” (1758), en el que defiende el predominio de la línea ondulada; y la aparición del paisaje en calidad de fondo de tales lienzos.

Hay que tener en cuenta todos y cada uno de estos aspec­tos, pero siempre sin olvidarse de la herencia de Van Dyck y de su elegancia tan distintiva, así como que algunas de estas peculiaridades suelen darse más en unos artistas que en otros: Así, Reynolds, artista de moda, parece más vinculado al clasi­cismo -a pesar de la persistencia barroca de algunos de sus elementos formales- por su tendencia a idealizar y a heroizar al retratado, su función como presidente en la Real Academia inglesa, y por los quince discursos pronunciados en ella. En ellos aconsejó la inspiración en la estatuaria antigua y en la pintura italiana renacentista.

Hogarth con su afición por lo literario, satírico y la tendencia moralizante se situó a medio camino entre el rococó y el clasicismo, e insinuó el realismo crítico y la caricatura social de la segunda mitad del siglo XIX. Gainsborough (1727-1788), profetizó la afición romántica por el paisaje al partir del paisajismo holandés del XVII, aunque idealizó a los retratados y siguió a Van Dyck, aportando una enorme sensibilidad y capacidad poética, su afán por caracterizar psicológicamente, la preponderancia del colo­rido y la factura suelta.

(Ilustración: Miss Siddons. Autor: Gainsboroug)